sábado, 25 de julio de 2015

VISIÓN Y REALIDAD DE LA FORMACIÓN DEL PROFESORADO EN VENEZUELA


            Los distintos desafíos que la sociedad contemporánea le impone a la educación, exigen que los docentes reciban formación y autoformación permanente, con la finalidad de adquirir los conocimientos, las capacidades y herramientas que permitan desempeñar con éxito el cumplimiento de sus funciones. En fin, la sociedad actual espera que los docentes experimenten cambios significativos en su quehacer que les posibilite transcender desde la concepción del docente tradicional hacia un nuevo docente cuya formación esté basada en competencias, que son descritas por Galvis, R. (2007) como competencias intelectuales, competencias inter e intrapersonales, competencias sociales y competencias profesionales, las cuales a nuestro juicio deben convertir al docente en:
-          Diseñador de estrategias de enseñanzas y aprendizajes que se caractericen por ser motivadoras, significativas, colaborativas, que tengan relación o aplicabilidad en la vida diaria y que se desarrollen con el uso imprescindible de las tecnologías de la información y la comunicación.
-          Motivador constante, que despierte en los alumnos el interés hacia los contenidos y actividades propias de las distintas asignaturas.
-          Orientador en los cambios relacionados con la personalidad de los estudiantes y educador a través del ejemplo, por lo que debe ser un modelo de actuación y portador de valores.
-          Que fomente y propicie actitudes positivas hacia las tecnologías de la información y la comunicación.
-          Que estimule el trabajo creativo, crítico, cooperativo y colaborativo entre los miembros de la comunidad educativa.
-          Que tenga conciencia clara acerca de la necesidad permanente de formación y autoformación, sobre todo en lo que respecta al conocimiento y uso de las nuevas tecnologías asociadas a la educación, al conocimiento en general y a las habilidades didácticas.
-          Cumplidor responsable de sus funciones, que ponga en práctica las teorías de la multidisciplinariedad, interdisciplinariedad y transdisciplinariedad, como requisito fundamental para moldear el perfil del estudiante del futuro.
-          Es necesario además, rescatar lo dicho por Hernández R. (2002), en cuanto a que el docente debe convertirse en investigador reflexivo para contribuir con su formación permanente y pueda estimular en sus alumnos la curiosidad, el trabajo colectivo,   colaborativo  y les posibilite el tránsito por los caminos que la ciencia utiliza en la búsqueda del conocimiento.

Un docente con las características expuestas anteriormente, que a juicio particular son las más importantes aunque no las únicas, es el ideal para dar cumplimiento a las propuestas de la UNESCO, que hoy en día se han convertido en los pilares de la educación moderna en Latinoamérica, como lo son: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser. Sin embargo, como parte infaltable de este escrito debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿La universidad venezolana está cumpliendo con las exigencias contemporáneas en cuanto a la formación profesional del profesorado?
            Algunos estudios consultados, entre los que se cuenta la ponencia presentada en el Encuentro Regional de Currículum (2004) por el profesor Andrews Paiva, titulada Competencias del futuro profesor de Educación Integral, concluye que existen vacíos en el diseño curricular de la UPEL-Maracay, que impiden que el futuro docente obtenga las herramientas necesarias para desarrollar eficientemente el proceso de enseñanza aprendizaje en los niños. Esto se constituye en una respuesta lapidaria a la interrogante formulada y para complementar la anterior afirmación, me tomaré la libertad de responder desde mi experiencia como profesor universitario de una de las instituciones con  tradición en la formación de docentes en Venezuela y  lamentablemente debo afirmar que a pesar de los permanentes cambios, reestructuraciones y revisiones de los distintos diseños curriculares de las carreras de formación docente, aún funcionamos con criterios y visiones del pasado. Considero que la presente afirmación tiene soporte en las siguientes situaciones:
-          Aún persiste un evidente parcelamiento de las áreas del conocimiento, es decir, cada profesor actúa desde su asignatura particular sin considerar la importancia de la multidisciplinariedad, interdisciplinariedad y transdisciplinariedad en la consecución del perfil proyectado para el docente del futuro.
-          El quehacer universitario aún se encuentra enclaustrado en cuatro paredes y de espalda a la realidad social actual, y ni siquiera con la inclusión en los diseños curriculares de los necesarios y controvertidos trabajos comunitarios hemos logrado que la comunidad desarrolle sentido de pertenencia hacia la universidad y viceversa.
-          Los profesores universitarios en el ejercicio de la autonomía de cátedra, se limitan a dar los contenidos que consideran importantes aun cuando éstos no formen parte de las exigencias o necesidades expresadas en los planes educativos nacionales.
-          Aún persiste en nuestras instituciones la visión del profesor transmisor de contenidos y conocimientos, que limita al estudiante al triste rol de receptor, sin posibilidades de ser crítico, reflexivo, interactivo, colaborativo, proactivo y en consecuencia creador y recreador de conocimientos.
-          A pesar de la excelente formación de nuestros profesores universitarios, que en su mayoría han obtenido títulos de cuarto y quinto nivel, no han sido capaces de incidir con ello en el mejoramiento de la calidad y adecuación a las nuevas exigencias del egresado en educación.
-          Las instituciones universitarias han sido incompetentes en el cumplimiento de una tarea fundamental, como lo es la adecuación tecnológica necesaria en todo proceso organizacional administrativo y más aún en los procesos de interacción que se dan en la formación de los profesionales de la docencia.
-          Por último y no menos importante, la universidad venezolana en el ejercicio de su autonomía se abroga el derecho de establecer planes de estudio y mallas curriculares que en ocasiones están en contraposición directa con los lineamientos nacionales educativos. Esta situación conlleva a la producción desmedida de profesionales en algunas áreas del saber, que no poseen campo laboral y que en última instancia ingresan a la carrera docente en otras áreas, ocasionando un grave daño a la calidad educativa.

Las anteriores observaciones son producto de una larga experiencia laboral universitaria y por lo expresado y discutido en diversos congresos nacionales e internacionales, es la realidad de la gran mayoría de instituciones universitarias formadoras de docentes, no sólo en Venezuela sino en toda Latinoamérica. Sin embargo, debemos reconocer que aunque nos falta mucho camino por recorrer en cuanto a la formación del docente del futuro, ya se ha iniciado un gran movimiento  internacional que nos permitirá establecer y seguir lineamientos globales en cuanto a la formación de los profesionales de la docencia para el sigo XXI, sin perder de vista con ello las perspectivas sociales, culturales, económicas, políticas e históricas de cada país.



BIBLIOGRAFÍA


Galvis, R. (2007) De un Perfil Docente Tradicional a un Perfil Docente Basado en Competencias. Acción Pedagógica Nº 16 / Enero – Diciembre 2007 – pp. 48 – 57

Hernández, R. (2002) La Formación Permanente del Profesorado desde los Centros Educativos. Un enfoque que vincula teoría y práctica. Ediciones del Rectorado. Universidad de Los Andes. Venezuela.

Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, presidida por Jacques Delors (1996)  La Educación Encierra un Tesoro. Santillana Ediciones Unesco. España.

Paiva, A. (2004) Competencias del Futuro Profesor de Educación Integral (Caso UPEL Maracay). (Ponencia presentada en el Encuentro Regional de Currículum, U.B.A., 31 de Marzo-01 de Abril de 2004)

UNESCO. Modelos Innovadores en la Formación Inicial Docente. Una apuesta por el cambio. Publicado por la Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe, OREALC / UNESCO Santiago. www.unesco.cl Santiago de Chile, Chile, Junio 2006


domingo, 12 de abril de 2015

LA GERENCIA EN LA POSMODERNIDAD



En la actualidad el mundo se hace cada vez más pequeño, debido a la mayor equidad en el acceso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, que nos garantizan tener a disposición en tiempo real, en cualquier rincón del globo, todos los conocimientos, descubrimientos y cambios paradigmáticos universales, que obligan a las diversas organizaciones con o sin fines de lucro, a reinventarse constantemente para transitar exitosamente a través de la incertidumbre de los nuevos tiempos, además de asegurar su desarrollo permanente, teniendo como premisa la competitividad y el adecuado e imprescindible perfeccionamiento de su capital intelectual.
La visión de gerencia para la posmodernidad debe ser sinónimo de gerencia de la virtualización, donde el conocimiento es el activo más importante de las organizaciones y en las que todo integrante y más aún los gerentes, deben actuar para acoplarse a las profundas y constantes transformaciones socioculturales que experimentan los estados, las familias, las empresas, entre otras. Se requiere entonces, un proceso de actualización permanente, que le permita a cada miembro de la organización, de acuerdo a las funciones que cumple dentro de la misma, convertirse en conocedor experto en el manejo de los diferentes ambientes virtuales y le posibiliten ser un e-Working, e-learning, e-Comunity, e-Commerce, o e-Goverment; circunstancia ésta que le daría a cada organización mayores y mejores posibilidades de éxito en un mundo globalizado y cada vez más competitivo y dependiente del uso eficaz de las TIC.

COMPETENCIAS GERENCIALES



                         


Las organizaciones actuales se enfrentan en una guerra sin cuartel, por la sobrevivencia o la muerte, contra los permanentes y profundos cambios socioculturales que se dan a nivel de los estados, gobiernos, familias, empresas, religiones, etc. Todas estas transformaciones son propiciadas por
dos elementos fundamentales a saber: la globalización y el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación; lo que llevó a afirmar a Thomas L. Friedman, en artículo publicado en el New York Times el 3 de Abril de 2005 y traducido por Emilio Albarrán “El mundo es plano…” Con dicha afirmación se refería a la posibilidad cierta que tienen todos los países, organizaciones e individuos del mundo de conectarse, nutrirse y participar de una red global que les permite un acceso casi ilimitado a todos los conocimientos, cambios paradigmáticos y le ofrece además oportunidades infinitas de interacción e innovación en los diversos campos del quehacer humano.
                                          
El conocimiento ya no es una herramienta de unos pocos privilegiados, sino por el contrario se encuentra cada vez más al alcance de todos y cada uno de nosotros, lo cual nos ubica en situación de igualdad para desarrollarnos y competir en esta sociedad signada por los cambios en la información y la constante tecnificación.
Todos estos cambios paradigmáticos asociados a la globalización y al uso intensivo de las TIC, hacen impostergable que las organizaciones deban repensarse y reinventarse constantemente con la finalidad de crecer en un mundo cambiante y garantizar altos índices de productividad y competitividad. Esta transformación permanente y necesaria de las organizaciones las hace plantearse diferentes formas de enriquecerse con el conocimiento e interacción en las redes y según la Dra. Sybil Caballero, en su texto: Las competencias gerenciales en tiempos de virtualización, “deben apropiarse de herramientas que faciliten sus prácticas emergentes: e-commerce, e-learning, e-working y e-community”
Con la finalidad de clarificar lo expuesto anteriormente, debemos decir que las organizaciones que tengan intensiones firmes de trascender la modernidad, deben enfocarse en principios gerenciales flexibles, producto de análisis situacionales de las realidades socioculturales; el replanteamiento de objetivos y metas, que deben surgir de los necesarios contrastes de ideas y todo ello apalancado por el perfeccionamiento de su capital intelectual y la participación constante en la producción y organización del conocimiento, a través de la interacción e innovación en las redes mundiales de la comunicación, que perfilan o moldean constantemente el futuro de las organizaciones y por consiguiente de la humanidad.